martes, 8 de diciembre de 2009

Sonrisas




Personas especiales. Eso es lo más importante, estar rodeado de gente especial, esos que sabes que nunca te van a fallar, los que después de haberles dado la espalda te perdonarían con una sonrisa de oreja a oreja. Y, simplemente, todos aquellos que te hacen sonreir. Los buenos recuerdos son los que quedan grabados en tu memoria. Por eso, cuando revives los momentos felices con la gente que te quiere, esas personas tan especiales para ti, sólo recuerdas la felicidad, la emoción, la sencillez y la alegría, ya que realmente, al ser feliz junto a ellos, estás apartando todo un pasado de problemas e injusticias, volviendo a ser tú mismo una vez más.

En Navidad, cada año, me propongo ser feliz. Cada uno tiene su propia forma de ser feliz, y obtener tu propia receta de felicidad es dificil. Yo creo que soy feliz cuando veo sonrisas. Cuando todos los que me rodean, esa gente especial para mí, es feliz y lo demuestra, entonces yo también lo soy. No importa los problemas que tenga yo, ni lo mal que me encuentre. Las sonrisas me demuestran que no hace falta mucho para estar a gusto contigo mismo, que la cosa más sencilla puede resultar la más agradable.

Ver un ambiente inundado de sonrisas es tan contagioso como los bostezos. Todos nos habremos preguntado alguna vez por qué los bostezos se contagian tan rápidamente. Se multiplican a la velocidad de la luz, incluso en la oscuridad. Las sonrisas son parecidas. Nadie sabe a qué se debe, pero basta con que una persona dibuje una gran sonrisa en su rostro, para contagiar a miles de felicidad.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Lo llevo dentro...


Increible. 7 de Diciembre. Cielo despejado. Caminos secandose al sol. Nunca ha pasado algo como esto, algo va mal, pero a la vez tan bien... Me paseo con el teléfono por el jardin, pensando que quizás podría comer fuera hoy. No lo hago, por pura pereza, porque la mesa ya está puesta dentro de casa, que sino...


Y pensar que cuando eramos pequeñas lo único que deseabamos al llegar el invierno era que todos los parques se llenaran de nieve, que cerraran el colegio, para poder estrenar nuestros nuevos guantes de lana, ponernos la bufanda a rayas y jugar con nuestras amigas. Y entonces comenzaba la guerra. Una simple guerra de nieve. Nos encantaba tirarnos bolas, escondernos tras los árboles, y dibujar grandes sonrisas en las ventanas de los coches que habían tenido la mala suerte de pasar la noche en la calle y que la nieve acabara con su precioso color embarnizado. Tambien hacíamos ángeles con la nieve, moviendo nuestros brazos con agitación, para ver quién conseguía hacer el más grande y reluciente. Nos gustaba hacer muñecos de nieve, comenzábamos con una bola pequeña y tras hacerla rodar por el suelo unas cuantas veces con la ayuda de nuestros fragiles deditos, esa bola insignificante se convertía en cuerpo gracias a nuestra imaginación. Por si fuera poco, nuestra dulce inocencia nos hacía creer que el pobre muñeco de nieve pasaría frío por la noche, por lo que nunca se nos olvidaba regalarle con ilusión nuestra querida bufanda a rayas, mientras mamá miraba a lo lejos con aire de desesperación, pensando que tendría que ir a recogerla por la noche, para que no se la llevara el viento.

Pero lo más importante, es que la nieve nos hacía felices. Conseguía que aprendieramos a compartir, a convivir con los demás. Nos enseñaba a vivir alegres y a apreciar lo que realmente importa, la amistad, el amor, los pequeños detalles... Y sin darnos cuenta, todos tenemos el recuerdo de esa simple felicidad, simple pero perfecta. La Navidad es el momento de demostrar nuestro amor, reflexionar sobre la vida y comprender que nuestros problemas pueden resultar insignificantes, si aprendemos a realmente apreciar lo importante. Porque a veces, basta con un pequeño copo de nieve, para que todos recuperemos esa felicidad e inocencia.


domingo, 6 de diciembre de 2009

Gracias.


Me acuerdo y ya hace tiempo
cuando un recreo era mas que un trofeo
cuando ser pequeño, significaba que eras lo 1º
y recibir un premio era encontrar el mejor delantero
metido en aquel cromo, tan buscado era tu tesoro


y gracias fue tan bonito
por darme tanto, cuando era niño
y gracias lo necesito
lo llevo dentro y vive conmigo


Hacer daño era trampa, multiplicar un lio
y regalar cariño no era competitivo
y a las diez en casa, me dejas un ratito
y de escribir mil cartas todo lo hemos perdido


y gracias fue tan bonito
por darme tanto, cuando era niño
y gracias lo necesito
lo llevo dentro y vive conmigo


Un problema era tarea, y el amor felicidad
el verano era mas largo mi refugio era mama
nada se quedaba dentro yo sabia perdonar
siempre disfrutando el tiempo siempre siendo de verdad


Aquellos 15 años, aquellos findes que lejos estan
aquellas ilusiones ya no se tienen no se sienten igual
aquellas noches largas, aquellas plazas, y esas ganas de amar
mi bici California y aquel verano nunca volveran


y GRACIAS fue tan bonito
por darme tanto, cuando era niño
y gracias lo necesito
lo llevo dentro y vive conmigo

sábado, 5 de diciembre de 2009

Recuerdo...


Recuerdo todo lo que he vivido, repaso lentamente cada imagen feliz, revivo sensaciones, sentimientos, emoción. Pienso en cada segundo vivido y en cada momento grabado. No imagino el futuro, vivo el presente y recuerdo el pasado. Recuerdo para nunca olvidarlo, por miedo a que un día todo se vuelva blanco, y no haya nada más que un reflejo en el agua. Cuando todo se pare, cuando no recordemos, cuando la vida no tenga sentido porque vivimos el presente sin pasado, cuando nadie sienta ya nada... Cuando veamos una foto de infancia y no reconozcamos el momento, el lugar, ni al chico de al lado. Cuando olvidemos quién somos...Entonces nada tendrá sentido, porque el mejor consuelo en los peores momentos es poder pensar en cada sonrisa que dibujaste en tu cara, y recordar que merece la pena seguir adelante, amontonando recuerdos para un nuevo álbum de fotos.