martes, 8 de diciembre de 2009

Sonrisas




Personas especiales. Eso es lo más importante, estar rodeado de gente especial, esos que sabes que nunca te van a fallar, los que después de haberles dado la espalda te perdonarían con una sonrisa de oreja a oreja. Y, simplemente, todos aquellos que te hacen sonreir. Los buenos recuerdos son los que quedan grabados en tu memoria. Por eso, cuando revives los momentos felices con la gente que te quiere, esas personas tan especiales para ti, sólo recuerdas la felicidad, la emoción, la sencillez y la alegría, ya que realmente, al ser feliz junto a ellos, estás apartando todo un pasado de problemas e injusticias, volviendo a ser tú mismo una vez más.

En Navidad, cada año, me propongo ser feliz. Cada uno tiene su propia forma de ser feliz, y obtener tu propia receta de felicidad es dificil. Yo creo que soy feliz cuando veo sonrisas. Cuando todos los que me rodean, esa gente especial para mí, es feliz y lo demuestra, entonces yo también lo soy. No importa los problemas que tenga yo, ni lo mal que me encuentre. Las sonrisas me demuestran que no hace falta mucho para estar a gusto contigo mismo, que la cosa más sencilla puede resultar la más agradable.

Ver un ambiente inundado de sonrisas es tan contagioso como los bostezos. Todos nos habremos preguntado alguna vez por qué los bostezos se contagian tan rápidamente. Se multiplican a la velocidad de la luz, incluso en la oscuridad. Las sonrisas son parecidas. Nadie sabe a qué se debe, pero basta con que una persona dibuje una gran sonrisa en su rostro, para contagiar a miles de felicidad.

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